Se pueden distinguir, a mi juicio, [varios]
sentidos diferentes de la palabra libertad, tal como ha sido usada a lo largo del tiempo. (…).
La libertad psicológica o libertad de
elección es un dato de la condición humana, ciertamente discutido desde las diversas
posturas deterministas, pero presente en la historia del pensamiento. Es la
libertad de elección que nos permite escoger entre diversas posibilidades y
que, junto con otros rasgos, como el lenguaje o la capacidad de abstraer y de
construir conceptos generales, nos distingue de los demás animales. Por eso,
Max Scheler decía que el hombre es el único animal capaz de decir no. Esta
libertad es objeto directo del estudio de la psicología y de la antropología,
aunque para la filosofía, especialmente para la filosofía moral, también es
importante. (…)
La [segunda] acepción es la que podemos
llamar libertad social, política y jurídica. Tiene como ámbito de acción la
sociedad civil, el poder y el derecho; es la síntesis de los derechos humanos.
Es la consecuencia de la elaboración racional basada sobre todo el material de
los derechos humanos que ha ido aflorando en la historia a partir del tránsito
a la modernidad.
Gregorio Peces—Barba, Sobre el fundamento de los derechos humanos,
Madrid, 1989 (pag. 271)