sábado, 24 de enero de 2015

EL FUEGO

El fuego es en realidad una adquisición de alcance multidimensional. La predigestión externa de los alimentos pasados por el fuego aligera el trabajo del aparato digestivo; a diferencia del carnívoro que se sume en un pesado sueño digestivo después de devorar su presa, el homínido, dueño del fuego, tiene la posibilidad de encontrarse activo y alerta después de haber
comido. El fuego libera la vigilia y hace lo propio con el sueño, pues da seguridad tanto a la expedición nocturna de los cazadores como a las mujeres y los niños que quedaron en el refugio sedentario; el fuego crea el hogar, lugar de protección y de refugio; el fuego permite al hombre dormir profundamente, a diferencia de los demás animales, que deben descansar siempre en un estado de alerta. Quizá el fuego incluso favoreciera el incremento y la libertad de los sueños (…).

Por otro lado, la cocción favorece nuevas mutaciones humanizantes que tienden a reducir la mandíbula, así como a liberar la caja craneal de parte de sus tareas mecánicas, con lo que se favorece el incremento del volumen del cerebro.


Edgar MORIN, El paradigma perdido