jueves, 5 de abril de 2012

¿QUÉ ES EL PODER?

Érase una vez un rey escocés juicioso y justo como pocos de los que se recuerdan en las tierras del Norte. La noble autoridad de Duncan era cuestionada, sin embargo, en el interior del país por sus enemigos, y en el exterior por los noruegos. Unas amenazas que desencadenarían rápidamente el conflicto. Como la edad del rey era demasiado avanzada para que pudiera tomar parte en la lucha, delegó este honor en dos de sus mejores generales: Macbeth y Banquo. Dos soldados que únicamente compartirían entre ellos el hecho de ganar la guerra gracias a su fuerza y destreza. Banquo era fácil de contentar porque no codiciaba nada, en cambio Macbeth, enardecido por su éxito militar, sólo pensaba en como podía concentrar más poder.

Mientras volvían a casa, sin haber podido celebrar su éxito, los dos guerreros se toparon con unas brujas que les hicieron unas revelaciones de lo más jugoso: a Banquo le pronosticaron que seria padre de un rey, mientras que a Macbeth le anunciaron que pronto ocuparía el trono. Un augurio que espolearía aún más su desmesurado deseo de poder.

Asesorado por la ambiciosa Lady Macbeth, el señor de Cawdor asesinó a traición al rey. El castillo de Iverness quedó mas vacío que nunca. Nadie se explicaba qué había pasad. Después de librarse del resto de sus rivales, Macbeth fue coronado en Scone.

Un éxito que no quería compaginar con la posibilidad, apuntada por el augurio de las brujas, de que el hijo de Banquo llegara a ser rey. No pudiendo transmitirle a su propio hijo la corona, odiaba a Banquo al mismo tiempo que urdía otro crimen: el asesinato de éste y de su hijo. Un objetivo que sólo consiguió parcialmente, porque el cachorro del leal general consiguió escapar de la emboscada que le habían preparado los sicarios del rey.

Lleno de dudas y remordimientos, la tragedia de Shakespeare nos plantea cómo Macbeth vuelve al lugar donde se había encontrado con las brujas, a la búsqueda de nuevas revelaciones. Obtiene tres: un aviso sobre el peligro del señor de Fife, Macduff, uno de sus rivales al trono; el anuncio de que sólo un hombre que no haya nacido del vientre de una mujer le podrá hacer daño y la constatación de que nunca será vencido hasta que el gran bosque de Birnam marche contra él por la colina de Dunsinane.

Tres elementos que parece tan imposible que se lleguen a dar juntos como por separado. Tres ingredientes, sin embargo, que rápidamente se combinarían: Macduff, el Nonato, organiza un ejército para asaltar el castillo de Macbeth protegiendo a sus soldados de las miradas de los vigías con las ramas de los árboles del bosque de Birnam. El resto es previsible: la espada de Macduff pone punto final a la ambición insensata de Macbeth, restituyendo al verdadero heredero del trono de Escocia, Malcolm.

Macbeth es una de las tragedias más famosas de Shakespeare. Su historia es conocida por todo el mundo, incluso por aquellos que no han leído la obra, y es por eso mismo que adquiere el carácter ejemplar y primario que buscamos en los mitos. La obra se podría resumir en una sola frase: la ambición de un general que quiere gobernar un país. Igual que Ricardo III, la historia del conde de Gloucester, expresa el anhelo de dominio de los hombres. Gloucester, como Macbeth, elimina a todos los que se interponen entre él y el trono. Una misma estrategia sangrienta con la que quieren conseguir el reconocimiento social que no se han sabido procurar por ninguna otra vía. Pero los fantasmas que ellos mismos han creado acaban devorándoles.


Sigue leyendo el capítulo: ¿Qué es el poder?

TEXTO EXTRAÍDO DE:
Josep Muñoz Redon, El libro de las preguntas desconcertantes, Paidós, Barcelona, 1999