Democracia –dêmokratía– significa gobierno del
pueblo. Y en Atenas esto se tomaba al pie de la letra. La facultad popular de
gobierno no se delegaba en unos representantes elegidos ni se confiaba en una
burocracia profesional. Era el pueblo entero el que, directamente, ejercía el
poder y gobernaba. El pueblo –el dêmos–
era el conjunto de los ciudadanos. Y la principal institución de Estado era la
asamblea popular, integrada por el pueblo entero, por el conjunto de los
ciudadanos (que en Atenas sumaban unos 40.000). La asamblea no era la
representación del pueblo, sino el pueblo mismo.
Jesús MOSTERÍN, La Hélade, Alianza, Madrid, 2006, pág. 137.