¿En
qué se distingue entonces la filosofía respecto de esta otra ciencia? Se
distingue —respondemos— tanto por su método como por su punto de vista. Por su
método, porque al filósofo no se le veda ninguno de los métodos de conocer.
Así, no está obligado, como el físico, a reducirlo todo a los fenómenos
observados sensiblemente. Es decir, el filósofo no tiene por qué limitarse al
método empírico deductivo. Pero puede también valerse de la intuición del dato
de otros medios.
La
Filosofía se distingue además de las otras ciencias por su punto de vista.
Cuando considera un objeto, lo mira siempre exclusivamente desde el punto de
vista del límite, de los aspectos fundamentales. En este sentido, la Filosofía es una ciencia de los fundamentos. Donde
las otras ciencias se paran, donde ellas no se preguntan y dan mil cosas por
supuestas, allí empieza a preguntar el filósofo. Las ciencias conocen; él
pregunta qué es conocer. Los otros sientan leyes; él se pregunta qué es la ley.
El hombre ordinario habla de sentido y finalidad. El filósofo estudia qué hay
que entender propiamente por sentido y finalidad. Así, la Filosofía es también una ciencia radical, pues va a
la raíz de manera más profunda que ninguna otra ciencia. Donde las otras se dan
por satisfechas, la Filosofía sigue preguntando e investigando.
J.
M. BOCHENSKI, Introducción al pensamiento
filosófico,
Herder,
Barcelona, 1962 (pg. 22-23) ▶