domingo, 13 de octubre de 2013

EL CLUB DE LOS HOMÍNIDOS

Por la presente, quiero declarar, solemnemente, que soy un animal. Pero me apresuro a dar mi identidad completa: soy un animal-cordado-mamífero-primate-homínido-homo-sapiens-wagensberg-jorge. De toda esta cadena de conceptos sólo el último eslabón, yo como individuo, existe como objeto de la realidad. EI resto son conjuntos abstractos (los taxones) que agrupan otros individuos tan reales como yo con los que comparto ciertos caracteres más o menos relevantes. En un ejercicio de decreciente humildad diré que estoy vivo como una bacteria, que soy animal como una medusa, cordado como un pez, mamífero como una rata, primate como un gorila, homínido como el extinto descubridor del fuego, homo como el no menos extinto neandertal, sapiens como cualquier otro ciudadano del mundo, wagensberg como algunos miembros de mi pequeña familia directa, pero diré también que estoy en una soledad cósmica como jorge, es decir; como organismo material que ocupa el espacio, cambia con el tiempo, reflexiona y a veces comprende.

[...] Clasificar es una manera de comprender; una manera de representar la mínima expresión de lo máximo compartido. ¿Qué se pretende comprender con la taxonomía biológica?

[...] Sabemos que todos los seres vivos (que existen o han existido) descienden de una sola célula: el LCA (Last Common ancestro, el antecesor común más antiguo). ¡Cielos, qué tremenda trascendencia! La historia de la vida tiene forma y estructura de árbol. Si partimos de un individuo vivo y rebobinamos la historia, la ruta para alcanzar nuestra remotísima madre común es única. No hay atajos ni rodeos. Desde una de las últimas puntas de una ramita final hasta el tronco principal hay que pasar necesariamente por una colección concreta de ramas y bifurcaciones intermedias. Todos los individuos de un mismo taxón tienen por lo tanto un reciente (último) y relevante ancestro común. Existe entonces un criterio de clasificación coherente con las caprichosas rutas de la evolución. Eso, y no otra cosa, es lo que interesa a la ciencia: un método de clasificación que permite anticipar; aunque se trate de anticipar lo que ya ha ocurrido.

[...] En la sección de humanos estamos solos. Pero ¿a quién estamos dispuestos a dejar entrar en el club de los homínidos? ¿Aceptamos al lejano Australopitecus, quizás el primero en ponerse en pie? ¿Aceptamos al Homo habilis, quizás el primero en construir una herramienta? ¿Aceptamos al Homo erectus, quizás el primero en usar el fuego? ¿O aceptamos al cercano Homo neanderthalensis, quizás el primero en tener conciencia del Yo? ¿Qué es la humanidad (de humano)? ¿Qué es la hominidad (de homínido)? Tras horas de discusiones, una propuesta para el género Homo quedo flotando en el aire del auditorio: pertenece al club Homo el que tiene la capacidad de concebir una herramienta capaz de intervenir en la fabricación de otra herramienta, ¿qué tal?



Jorge WAGENSBERG, El gozo intelectual (2007)