CONJUGACIONES
Lo que no sé de ti.
Si en este
instante, cuando se desdibuja el límite entre el alma y la noche,
se oscurecen tus
parpados y callas.
Si en uno de tus
sueños vuelvo a ser un temblor para tu mano.
Si paso extensa y
húmeda cuando bajan la guardia tus olvidos
y pulso algún
dolor. O si soy cicatriz, número ciego.
Lo que no sé de ti.
Lo que no supe.
(¡Qué impotencia
creciendo adolorida
en mitad del
pretérito!).
Lo que no supe:
aquello
que parecía
entonces pequeño a mis preguntas.
Si te gusta la oscura
transparencia del ámbar,
cuándo
leíste aquel poema
de Vallejo,
si has oído el
silencio de los valles de Utah,
o en qué lugar
preciso de tus años
Dios te dejó de
hablar.
Y el futuro
imperfecto: lo que ya no sabré
de ti. Qué penas
habrá en tu duro
cielo por mí desalojado,
como irá haciendo
el tiempo posesión de tu rostro.
Y sin embargo se lo
que tú no podrías saber
porque es aquello
que de ti queda más
allá de todo,
de tu nombre, tu
historia, de tu peso y tu talla,
certidumbre de ti,
sol que me habita.
Piedad BONNET
VÉLEZ,
Todos los amantes son guerreros, Uniandes, 2008