Los animales existen y se desarrollan sin fuego o los
utensilios de piedra más simples. En tanto en cuanto somos animales, en el
plano biológico de la existencia, también podríamos vivir sin ellos. Por
supuesto, sin técnica no podríamos ni ocupar ni visitar muchas regiones del
planeta que actualmente habitamos. Ni podríamos hacer la mayoría de las cosas
que hacemos en nuestra vida cotidiana. Pero podríamos sobrevivir, (…).
Como la técnica no es necesaria para satisfacer las
necesidades humanas de las personas, el filósofo Ortega y Gasset define la
técnica como la producción de lo superfluo. Ortega indica que la técnica es tan
superflua en la edad de piedra como lo es hoy. Como el resto del reino animal,
también nosotros podríamos haber vivido sin el fuego y sin herramientas. Por
razones aún oscuras, empezamos a cultivar la tecnología y en el proceso creamos
lo que ha llegado a conocerse como la vida humana, la buena vida o bienestar.
La lucha en pos del bienestar ciertamente entraña la idea de necesidades, pero
estas necesidades están cambiando constantemente. Una vez la necesidad motivó
la construcción de pirámides y templos, y en otra inspiró el movimiento por la
superficie de la Tierra en vehículos autopropulsados, viajes a la Luna, y la
incineración e irradiación de ciudades enteras. (…)
Los humanos tienen una relación diferente de la de los
animales con el mundo natural. La naturaleza mantiene simple y directamente la
vida del animal. Para los humanos, la naturaleza sirve de fuente de materiales
y fuerzas que pueden ser utilizados en la prosecución de lo que ellos optan por
llamar en cada caso el bienestar. Como los recursos naturales son variados, y
como los valores y gustos humanos difieren de una cultura a otra, de una época
a otra, y de persona a persona, no nos sorprenderá hallar una enorme diversidad
en los productos de la técnica. Los artefactos que componen el mundo artificial
no constituyen una serie de soluciones directas a los problemas generados por
la satisfacción de las necesidades básicas, sino que son manifestaciones
materiales de las diversas formas que hombres y mujeres han elegido a lo largo
de la historia para definir y mantener su vida. Vista de este modo, la historia
de la tecnología es una parte de la mucho más amplia historia de las
aspiraciones humanas, y la plétora de cosas artificiales es producto de mentes
humanas repletas de fantasías, anhelos, metas y deseos.
George BASALLA, La evolución de la
tecnología