domingo, 22 de enero de 2012

KANT: LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD

Voluntad es una especie de causali­dad de los seres vivos, en cuanto que son racionales, y libertad sería la propiedad de esta causalidad, por la cual puede ser eficiente, independientemente de extrañas causas que la determinen; así como necesidad natural es la propiedad de la causali­dad de todos los seres irracionales de ser determinados a la actividad por el influjo de causas extrañas.

La citada definición de la libertad es negativa y, por tanto, infructuosa para conocer su esencia. Pero de ella se deriva un concepto positivo de la misma, que es tanto más rico y fruc­tífero. EI concepto de una causalidad lleva consigo el concepto de leyes según las cuales, por medio de algo que llamamos causa, ha de ser pues­to algo, a saber: la consecuencia. De donde resulta que la libertad, aun­que no es una propiedad de la vo­luntad según leyes naturales, no por eso carece de ley, sino que ha de ser más bien una causalidad, según le­yes inmutables, si bien de particular especie; de otro modo una voluntad libre sería un absurdo.

¿Qué puede ser, pues, la libertad de la voluntad sino autonomía, esto es, propiedad de la voluntad de ser una ley para sí misma? Pero la proposi­ción «la voluntad es, en todas las ac­ciones, una ley de sí misma», carac­teriza tan sólo el principio de no obrar según ninguna otra máxima que la que pueda ser objeto de sí misma, como ley universal. Esta es justamente la fórmula del imperativo categórico y el principio de la mora­lidad; así pues, voluntad libre y vo­luntad sometida a leyes morales son una y la misma cosa.

Immanuel Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres