El pensamiento filosófico surgió hace dos mil quinientos años, en contraste con el pensamiento arcaico, que había permitido a los humanos orientarse en el mundo durante los milenios precedentes. A su vez, el pensamiento arcaico no era sino la elaboración de ideas e impulsos cuyos orígenes pueden ser buscados en las épocas prehistóricas en que nuestros remotos antepasados aprendían a articular lingüísticamente el mundo que les rodeaba (…).
Sería erróneo suponer que fue más tarde completamente desplazado por el filosófico o el científico. En la historia intelectual de la humanidad un nuevo tipo de pensamiento no desplaza nunca del todo al anterior, sino más bien se superpone a él.
Nuestra manera de pensar en un momento dado consta de muchos estratos, como una cebolla. En el centro están los más primitivos impulsos e intuiciones, que se formaron a través de muchos millones de años de evolución biológica. Otras capas representan estratos arcaicos de pensamiento, seguidas de capas más externas de pensamiento filosófico y científico. Los métodos formales e informáticos característicos de nuestro tiempo son como la piel de la cebolla. Constituyen la parte más visible y característica de nuestra cultura, pero sería ingenuo confundir la cebolla con su piel.
Jesús MOSTERÍN, Historia de la filosofía ▶