jueves, 23 de enero de 2014

LOS ANIMALES Y EL SER HUMANO


A los animales (...) les basta vivir. Porque su existencia se desliza armoniosamente con las necesidades atávicas. Y al pájaro le basta con algunas semillitas o gusanos, un árbol donde construir su nido, grandes espacios para volar; y su vida transcurre desde su nacimiento hasta su muerte en un venturoso ritmo que no es desgarrado jamás ni por la desesperación metafísica ni por la locura.

Mientras que el hombre, al levantarse sobre las dos patas traseras y al conver­tir en un hacha la primera piedra filosa, instituyó las bases de su grandeza pero también los orígenes de su angustia; porque con sus manos y con los instrumentos hechos con sus manos iba a erigir esa construcción tan potente y extraña que se llama cultura e iba a iniciar así su gran desgarramiento, ya que habrá dejado de ser un simple animal pero no habrá llegado a ser el dios que el espíritu le sugiera. Será ese ser dual y desgraciado que se muere y vive entre la tierra de los animales y el cielo de los dioses, que habrá perdido el paraíso terrenal de su inocencia y no habrá ganado el paraíso celeste de su redención. Ese ser dolorido y enfermo del espíritu que se preguntará, por primera vez, el por qué de su existencia. Y así las manos, y luego el hacha, aquel fuego, y luego la ciencia y la técnica habrán ido cavando cada día más el abismo que lo separa de su raza originaria y de su felicidad zoológica.


Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas.


LA MANO Y EL CEREBRO

Hoy [la mano] seguiría siendo de un simio, perfectamente adaptada para recoger frutos, hurgar en la nariz o pellizcar a los congéneres, si no hubiese caído bajo la influencia de otro órgano en la evolución. En este caso no se trata de un órgano nuevo, sino del desarrollo más intenso de uno ya existente: el cerebro (…).

Este desarrollo más intenso, hace 42 millones de años, trajo consigo la facultad de vincular las causas y los efectos, cosa que el antepasado primate no estaba en condiciones de hacer. Dicha facultad condujo a un considerable aumento de la inteligencia, a la comparación de los actos de los demás con los propios, a la contemplación de uno mismo.

La herramienta de dicha acción fue, sobre todo, la mano. Esta mano podía agarrar un palo y convertirlo en un instrumento para cavar, en arma o lanza. Esta mano podía elaborar, a partir del pelaje animal, una piel propia que podía quitarse o ponerse: los vestidos. Esta mano podía construir una cueva protectora artificial con las piedras y ramas esparcidas por los alrededores: una casa. La mano podía dar forma a los recipientes, fabricar adornos, construir un tambor y utilizarlo.


Hans HASS, Del pez al hombre

jueves, 24 de octubre de 2013

CÓMO CAMBIAR TU VIDA CON PROUST

A modo de homenaje a los pintores impresionistas, Proust introdujo uno en su novela, el ficticio Elstir, que posee características de Renoir, Degas y Manet. En la población costera de Balbec, el narrador Proust visita el estudio de Elstir y allí encuentra lienzos que, como el Le Havre de Monet, desafían el entendimiento ortodoxo del aspecto de las cosas. En las marinas de Elstir no existe una demarcación nítida entre el mar y el cielo; el cielo parece el mar, el mar parece el cielo. En un cuadro que representa la ensenada de Carquethuit, un barco que se encuentra en alta mar parece navegar por el centro mismo de la población; las mujeres que recogen marisco entre las rocas dan la impresión de hallarse en una gruta marina semioculta por los barcos y las olas, y un grupo de veraneantes en un bote de remos parece estar en un cabriolé que sube por entre los campos bañados por el sol y baja por los trechos en sombra.

Elstir no está probando suerte con el surrealismo. Si su obra parece insólita es porque intenta pintar algo de lo que en realidad vemos cuando miramos alrededor, en lugar de pintar lo que sabemos que vemos. Sabemos que los barcos no navegan por el centro de las poblaciones, pero a veces podemos tener esa impresión cuando observamos un barco ante el telón de fondo de un puerto, con una luz determinada y desde un determinado ángulo. Sabemos que existe una demarcación entre el mar y el cielo, y si bien en ocasiones resulta muy difícil precisar a cuál de los dos corresponde esa franja de color añil, la confusión sólo dura hasta que nuestro raciocinio restablece entre ambos elementos la distinción que faltaba en una primera mirada. El logro de Elstir consiste en adherirse a ese embrollo inicial y en plasmar una impresión visual antes de que sea desmentida por lo que sabe.


Alain de BOTTON, Cómo cambiar tu vida con Proust,
RBA, Barcelona 2012 (pags. 116-117)

martes, 22 de octubre de 2013

TODOS LOS AMANTES SON GUERREROS

CONJUGACIONES

Lo que no sé de ti.
Si en este instante, cuando se desdibuja el límite entre el alma y la noche,
se oscurecen tus parpados y callas.
Si en uno de tus sueños vuelvo a ser un temblor para tu mano.
Si paso extensa y húmeda cuando bajan la guardia tus olvidos
y pulso algún dolor. O si soy cicatriz, número ciego.

Lo que no sé de ti.
Lo que no supe.
(¡Qué impotencia creciendo adolorida
en mitad del pretérito!).
Lo que no supe: aquello
que parecía entonces pequeño a mis preguntas.
Si te gusta la oscura transparencia del ámbar,
cuándo
leíste aquel poema de Vallejo,
si has oído el silencio de los valles de Utah,
o en qué lugar preciso de tus años
Dios te dejó de hablar.

Y el futuro imperfecto: lo que ya no sabré
de ti. Qué penas
habrá en tu duro cielo por mí desalojado,
como irá haciendo el tiempo posesión de tu rostro.

Y sin embargo se lo que tú no podrías saber
porque es aquello
que de ti queda más allá de todo,
de tu nombre, tu historia, de tu peso y tu talla,
certidumbre de ti, sol que me habita.


Piedad BONNET VÉLEZ,
Todos los amantes son guerreros, Uniandes, 2008


domingo, 13 de octubre de 2013

EL CLUB DE LOS HOMÍNIDOS

Por la presente, quiero declarar, solemnemente, que soy un animal. Pero me apresuro a dar mi identidad completa: soy un animal-cordado-mamífero-primate-homínido-homo-sapiens-wagensberg-jorge. De toda esta cadena de conceptos sólo el último eslabón, yo como individuo, existe como objeto de la realidad. EI resto son conjuntos abstractos (los taxones) que agrupan otros individuos tan reales como yo con los que comparto ciertos caracteres más o menos relevantes. En un ejercicio de decreciente humildad diré que estoy vivo como una bacteria, que soy animal como una medusa, cordado como un pez, mamífero como una rata, primate como un gorila, homínido como el extinto descubridor del fuego, homo como el no menos extinto neandertal, sapiens como cualquier otro ciudadano del mundo, wagensberg como algunos miembros de mi pequeña familia directa, pero diré también que estoy en una soledad cósmica como jorge, es decir; como organismo material que ocupa el espacio, cambia con el tiempo, reflexiona y a veces comprende.

[...] Clasificar es una manera de comprender; una manera de representar la mínima expresión de lo máximo compartido. ¿Qué se pretende comprender con la taxonomía biológica?

[...] Sabemos que todos los seres vivos (que existen o han existido) descienden de una sola célula: el LCA (Last Common ancestro, el antecesor común más antiguo). ¡Cielos, qué tremenda trascendencia! La historia de la vida tiene forma y estructura de árbol. Si partimos de un individuo vivo y rebobinamos la historia, la ruta para alcanzar nuestra remotísima madre común es única. No hay atajos ni rodeos. Desde una de las últimas puntas de una ramita final hasta el tronco principal hay que pasar necesariamente por una colección concreta de ramas y bifurcaciones intermedias. Todos los individuos de un mismo taxón tienen por lo tanto un reciente (último) y relevante ancestro común. Existe entonces un criterio de clasificación coherente con las caprichosas rutas de la evolución. Eso, y no otra cosa, es lo que interesa a la ciencia: un método de clasificación que permite anticipar; aunque se trate de anticipar lo que ya ha ocurrido.

[...] En la sección de humanos estamos solos. Pero ¿a quién estamos dispuestos a dejar entrar en el club de los homínidos? ¿Aceptamos al lejano Australopitecus, quizás el primero en ponerse en pie? ¿Aceptamos al Homo habilis, quizás el primero en construir una herramienta? ¿Aceptamos al Homo erectus, quizás el primero en usar el fuego? ¿O aceptamos al cercano Homo neanderthalensis, quizás el primero en tener conciencia del Yo? ¿Qué es la humanidad (de humano)? ¿Qué es la hominidad (de homínido)? Tras horas de discusiones, una propuesta para el género Homo quedo flotando en el aire del auditorio: pertenece al club Homo el que tiene la capacidad de concebir una herramienta capaz de intervenir en la fabricación de otra herramienta, ¿qué tal?



Jorge WAGENSBERG, El gozo intelectual (2007)

EL LENGUAJE

La posición erguida, el uso de las herramientas y la caza social fueron las etapas iniciales del proceso de hominización, aunque todas ellas tenían amplios precedentes en otras especies animales. También los chimpancés caminan a veces rectos y emplean herramientas (por ejemplo, palos mojados con saliva que introducen en los agujeros de los termiteros para cazar hormigas). Los alimoches usan piedras para romper huevos de avestruces. Y los licaones y los lobos son cazadores sociales, igual que los hombres primitivos. El paso decisivo en la hominización fue la aparición del lenguaje, seguramente como medio de comunicación progresivamente flexible, al servicio de la mejor coordinación de la caza social. Los grupos protohumanos menos dotados para la comunicación desaparecían frente a la competencia de los grupos más comunicativos, los cuales podían coordinar con mucho mas éxito las acciones de caza, y podían idear y planear acciones cada vez más complejas. El lenguaje, en efecto, no sólo sirve para comunicarse con los demás, sino también para pensar, planear y razonar.

Para hablar hace falta un aparato fonador adecuado, unas cuerdas vocales y una coordinación muscular precisa. Sólo el hombre posee un aparato así. Los chimpancés, por ejemplo, por más listos que sean, no pueden proferir la variedad de sonidos coordinados necesaria para hablar. Por eso no es raro que sea mucho más fácil enseñar a un chimpancé a comunicarse con nosotros con signos manuales (como los de los sordomudos) o incluso con signos gráficos (cartas con dibujos) que mediante proferimientos de sonidos bucales. Sin embargo, aparte de un aparato fonador y de un oído adecuados, para hablar es necesario un cerebro preprogramado genéticamente para el aprendizaje y el uso del lenguaje. Esta preprogramación tan sólo la posee nuestro cerebro. Los otros animales, incluso los chimpancés, no están programados para usar un código simbólico tan enormemente complejo como el lenguaje. La programación genética del cerebro humano por el lenguaje es el resultado de millones de años de evolución, durante los cuales el cerebro crecía de tamaño para adaptarse a esta programación progresivamente compleja. Nosotros somos los descendientes de aquellos homínidos en los cuales se produjeron las mutaciones y recombinaciones genéticas que favorecieron el citado proceso. Los otros desaparecieron, victimas de la concurrencia de sus congéneres más locuaces y, por tanto, mas eficaces en la organización de la caza.

En definitiva, es igual decir que el humano ha hecho el lenguaje como decir que el lenguaje ha hecho al humano. Y todas nuestras diferencias serias respecto al resto de especies animales se reducen a esta: el uso del lenguaje.



Jesús MOSTERÍN, «El lenguaje»,
Grandes temas de la filosofía actual (1981)

ME CASÉ CON SUS PAPELES

El año pasado se celebraron 13.916 matrimonios entre españoles y extranjeros, aproximadamente un 8% de todos las bodas. La cifra supone un aumento, debido sobre todo a los matrimonios de conveniencia para obtener los ansiados papeles, que desde hace dos años son imposibles de conseguir por vía ordinaria. Redes de intermediarios cobran hasta 6.000 euros por facilitar maridos y esposas, además de asesoría legal. La boda se ha convertido en el método "más seguro" de obtener un permiso de residencia y trabajo comunitario por cinco años. Después de un año de permanencia en España casado, ya se puede optar a la nacionalidad. Las peticiones aumentaron de 23.000 a 32.000 el año pasado.

(...) Desde que se paralizaron los expedientes de regulación de extranjeros, el matrimonio con ciudadanos españoles se ha convertido, en palabras de un responsable del departamento de Extranjería de la Policía Nacional, en "la vía más segura para obtener los papeles en España". Las mismas fuentes afirman que los casos están aumentando de forma espectacular. 

El País, 28 de septiembre de 2003
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